jueves, 23 de julio de 2009

Profecía Parusíaca y Esperanzadora


"Él será árbitro entre las naciones, y juzgará a muchos pueblos; y de sus espadas forjarán rejas de harado, y de sus lanzas hoces. No alzará ya espada pueblo contra pueblo, ni aprenderán más la guerra". (Isaías 2, 4)


No se han cumplido todavía estos vaticinios sobre la paz perfecta. "La realización completa no tendrá lugar, sino en la consumación de los tiempos, porque en esta tierra, donde el mal subsistirá siempre al lado del bien, no se puede buscar un cumplimiento perfecto" (Fillion). Cfr. Mt. 13, 24-43. Entre tanto tenemos que esperar hasta que se cumpla el deseo del salmista: "Dispersa, oh Dios, a los pueblos que se gozan en las guerras" (S. 67, 31). La actual búsqueda excesiva de la paz entre las naciones y los continuos pactos de seguridad son una señal de que no hay paz, pues la tan deseada paz mundial no podrá realizarse sin la sumisión y obediencia a la ley divina. Así se explica que los paganos (de antes y de ahora) no sean capaces de este ideal, porque van tras sus ídolos (v. 5). En este sentido nada es más trágico que la Biblia en cuanto se refiere al destino de las naciones, que solemos mirar con ilusorio optimismo. Véase Mt. 24, 21-25; Lc. 8, 18; 17, 26 ss.; 21, 25 ss.; I Tes. 5, 3; II Tes. 2, 8 ss.; I Tim. 4, 1 ss.; I Tim 3, 1 ss.; II Pedro 3, 3; Apoc. 9, 20 ss.; 16, 9 ss.; 19, 15 ss; 20, 7 ss. , etc. Jeremías enseña que el vaticinar prosperidad es la característica de los falsos profetas (Jer. 4, 10; 6, 14, etc.). Después de dos guerras mundiales en un cuarto del siglo XX (Lc. 22, 10 s.) y con la energía atómica aplicada a destruir como una "anticreación", y el neomalthusianismo que ciega las fuentes de la vida, ¿en qué podría fundarse la esperanza de un mundo mejor? (Véase 1, 16 y nota). Sólo en el orgullo que cree en las fuerzas propias del hombre caído, del cual nos dice el mismo Dios por boca de Jeremías: "¡Maldito el hombre que pone su confianza en el hombre, y se apoya en un brazo de carne!" (Jer. 17, 5). Cfr. 11, 6 ss.; S. 45, 9 ss.; Os. 2, 18; Miq. 4, 3 ss. y notas.


Msr. Juan Straubinger

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